
Es
curioso porque hoy, en Barcelona, el tiempo ha cambiado y está
empezando a llover. Sin embargo, en mi vida ha vuelto a salir el sol.
Sí, así es, después de una larga temporada de monzones persistentes, la
luz vuelve a recuperar los dominios que, por derecho, le pertenecen. O,
al menos, así es como yo lo quiero.
Todo
cambia. Todo pasa. Todo vuelve. Y todo se marcha, de nuevo. En las
religiones orientales lo tienen muy claro, lo único que es permanente es
el cambio. Parece un contrasentido pero, curiosamente, no lo es. Es,
más bien, un reto.
Resto del artículo en El Periodico de las Buenas Noticias
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